Por José Paez, psicólogo especialista en gestión del riesgo de desastres. Director
Fundación Ayla.
“No te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes” es la recomendación que la
sabiduría popular nos otorga para enfrentar un día martes que cae 13. Ese adagio
otorga claves para prevenir infortunios inevitables, aquellos que preferiríamos
esconder por pudor o explicarnos a través de teorías religiosas o sumas astrológicas,
en una acción lo más lejana posible a la responsabilidad personal.
Algo similar sucede cuando escuchamos sobre un desastre “natural”, considerándolo
como un castigo divino o efecto de la ira de la Madre Tierra con la humanidad. Vaya
cómo sabemos de eso en Chile. El Centro Sismológico Nacional indica que nuestro
país, en sus poco más de 200 años de existencia, ha sido afectado por al menos 97
terremotos de magnitud 7 ó más.
Pero los desastres no son naturales; y peor, son cada día más frecuentes. Según datos
del Ministerio del Interior (2017) el 43% de los desastres registrados en Chile desde
el año 1960 han ocurrido en los últimos 3 años. Por otra parte, según la Comisión
Ciencia para el Desarrollo (2017) somos el país miembro de la OCDE más expuesto, y
por ende, más vulnerable. Y esto último es clave, porque independientemente del
complejo territorio que habitamos, hay condiciones sociales que nos vuelven más o
menos vulnerables que otros países. Un ejemplo: el dispar daño económico, social y
humano que produjo el terremoto del 2010 en Haití (7° Richter) versus el que se
produjo en Chile (8,8° Richter). En simple conclusión, los desastres no son culpa
exclusiva de la naturaleza y dependen de variables sociales e históricas.
Es algo que no debiéramos olvidar, este 13 de octubre, que cae martes y que coincide
con el Día Internacional de los Desastres. Esta particular coincidencia nos otorga un
buen momento para reflexionar nuestro rol -Estado, gobierno, mundo civil, esfera
personal- en el origen de los desastres y nuestra capacidad de gestión. ¿Debemos
prepararnos para este próximo martes?
Fotografía:Imagen de Adrian Malec en Pixabay